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jueves, 17 de marzo de 2011

POEMAS DE ANTONI CLAPÉS (CATALUÑA)





Antoni Clapés nació en Sabadell (Barcelona, Cataluña, España), el 9 de julio de 1948. Cursó estudios de Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona y desde 1966 trabaja en la industria informática. Escribe poesía, y textos relacionados con ella (ensayo, fundamentalmente), desde 1964. Ha publicado más de veinte libros: Escrit en fulles de te (1986), Crepuscle de mots (1989), libro al que le fue concedido el Premio Ciudad de Palma 1988. El radical sentit (1990), Epigrafies/Epigramies (1991), Trànsit (1992), A Frec (1994), A penas un roce (1994), Tagrera (1997), in nuce (2000), Alta Provenza (2005), La llum i el no-res (La luz y la nada, 2009 que obtuvo el Premio Josep Maria Llompart y el Premio Quima Jaume de Cadaqués) y Destret (Apuro), entre otros. Colabora regularmente sobre temas relacionados con la poesía en diversos periódicos y revistas, habiendo publicado más de dos centenares de artículos. Entre 1970 y 1974 creó y dirigió Sala Tres, un espacio dedicado al Arte Contemporáneo. En 1976 crea la Llibreria Els dies y, posteriormente, Les edicions dels dies (1980 – 1986).  En 1989 crea (y dirige hasta la actualidad) Cafè Central, un proyecto editorial independiente al servicio de la poesía. Ha traducido poesía del francés y del italiano. Su poesía ha sido traducida y editada al castellano, francés, inglés, italiano, portugués, alemán y árabe. Ha leído su obra en diversos universidades, instituciones literarias, Festivales de Poesía, Jornadas Literarias, etc. de Cataluña y los países de lengua catalana, y en Universidades y Festivales de poesía en EEUU, México, Alemania, Líbano, Francia, Portugal, Chile, Argentina, Inglaterra, Gales y Canadá. Actualmente, vive en Barcelona.




CUATRO POEMAS

(Traducidos por Carlos Vitale)
  


1

No hables de lo visible y de lo invisible
de la luz que recrea cada día el mundo
del oro de las amapolas de la sangre del trigal.
Muestra anverso y reverso
con una sola palabra:
         la opacidad del decir.

Detén el poema:
         esta escritura
                   no escrita.




2

La poesía dice el enigma de las palabras.
El silencio, la pura esencia del decir.

En una palabra caben todas las palabras.

(¿El silencio necesitaba, justamente,
este poema, para ser dicho?)



3

Atravesar la llanura infinita
de la seda donde despliegas sueños
recorrer con la mirada las arrugas los valles
que la caligrafía perfila.
Cruzar el río: la frontera que hiende
los mundos que habitas: el del conocimiento
el de la contemplación.

Separar consiste
acaso
         sólo en juntar.




4

El aliento del trazo expande
la luz de las tinieblas
desvela la sombra de la nada
en cada cosa.
Ilumina la ausencia
de señales en el camino.

Te aproximas al límite: entrevés
el lugar donde se borra tiempo y espacio
la razón. La palabra que inicia el ahora.

Ah, el fatigoso sueño de vivir.


LLAURÓ (1)

(Traducción de Gabriel Vinyals)


(Para Alicia Casadesús)


La mirada atraviesa el aire, la tierra.
Más allá de la mirada misma, la luz es un glauco mantel tendido sobre trigales, sobre el polvo del mediodía.
 (Sin embargo, ¿a quién pertenece esta mirada?)

Vuelo de aguilucho, gruñido de jabalí que el bosque engulle, rocío desprendiéndose con pereza.
Presagios.

Cimbrea un tañido metálico sacudido por el viento.
Agua sonora, barro callado.
El aire quema la piel.

El sonido –inaudible apenas– de una palabra depositándose sobre una hoja.
Con cada palabra que el azar te ofrece, dibujar un sentimiento.

Imaginar un lugar que sólo el ausente habite.
Inventar un lenguaje donde la palabra “yo” no exista.
Recrear un espacio de contemplación (interior).

Cuerpos en diálogo.
Movimiento: pura inmovilidad.
Liturgia sin religión.

El tiempo se transforma en urna de barro que la lluvia de los días descompone lentamente.

La luz no nace, ni muere. Es.
Viaja contigo: siempre está en el mismo lugar.

Un gesto dibuja el trazo y el todo.
Dice el texto sobre miradas, rozando todas las letras.
Lee la mirada.

El cuerpo ha ido excavando su propia forma en la piedra, para habitarla.
Para ser el lenguaje de la piedra. Para ser la piedra misma.
El hielo llena el vacío del cuerpo que no está.
En el vacío, palabras, nomás. No más.
Un cuerpo hecho de letras, de silencio. Para completar las palabras.

Hielo de cera, hielo de olvido.
Leer el hielo: las palabras de la muerte.
Decirlas. Juramento o blasfemia.
En el lecho de la tumba brillan palabras: honor a esta piedra de
silencio.

Gozo de la tierra. De esta tierra.
Llauró.

(1) Llauró, en catalán, significa “tierra de labranza”.

  
EL TALLER DE POESÍA

(Traducción de Cinta Montagut)


II

Lluvia de agua
de sed: des
             velar el sentido de las palabras.
Llenar de sed la copa del sentido.
Quedar en barbecho.



VII

Escucha el silencio de la leve brisa
allí donde el poema ha dejado las palabras.



XI

La luz nace
tras los montes
                       tras la lejanía
llena el mundo de nombres
avisa al viento
que puede ya sacudir
el polvoriento óxido de la memoria.



XIII

Plural
esta escritura
en tiempo de ausencias
de brumas impenetrables
como la verdad que el poema
sospecha.



XVI

En el horizonte
el espejismo de lo ausente  –  como un cuchillo
en la palma de la mano:
la herida abierta de la palabra.
Incontenible
lento avanzar del desierto.



XXIII

Ahora evocas un intenso silencio
y  la soledad deja de estar sola.
Ahora acercas los labios a sus manos:
la suavidad de un sueño  –  aquella piel.
Ahora una flor de la marisma
roza por un instante tu boca.



XXV

Soñar
ser el sueño
del perverso soñador.
el extraño  –  sueño siempre soñado
que retorna.
o no.


LA LUZ Y LA NADA

(Traducción de Esther Zarraluki)


I

Allí donde un cielo muy bajo se funde con el desnudo robredal
emerges
paisaje ondulado — viña desbrozada — campo en barbecho — tierra ebria de oscura calma
infancia convocada.
Inútil recorrer una y otra vez itinerarios ya surcados — memoria que golpea el ahora
como un improbable viento que vuelve
espejo que refleja sólo la noche.
El obstinado recuerdo del recuerdo — el dolor del recuerdo del olvido.
El mal de vivir — desgarrador.


II

Fundirse con el poema — desaparecer en el texto — ser (el) poema.
Cuando la aurora hunde por fin sus garras en el lacerado cuerpo de la noche.


III

Lento despertar de la luz — lejana voz de campanas — il vento recando il suon dell’ora.
Silencio que funda la palabra — el eco de ese silencio.
La densidad del vacío.


IV

El río lleva hasta la presa
la hoja que el viento desprendió de un arce.
Llega al lugar del que partió — puro transitar entre silencio y silencio.


V

El liquen se abisma
hacia una imparable quietud
señala lo umbrío — piedra de dolor
puro enigma.
Niebla aferrada
al radical silencio de Dios.


VI

El pensamiento sobre el poema
es el lugar del poema — el poema mismo
diálogo entre el fondo del lago — donde callado duerme el limo — presente eterno
y la superficie — donde tiemblan olas hielo y lodo
y todo.
El poema diciéndose — el poema diciéndote.


VII

Me iluminas
de misterio — refulgir de lo oscuro — eternidad momentánea.
Luz pensada — luz pensante.

1 comentario:

L. Udina dijo...

gracias por estos poemas! la traduccion nos acerca otra manera de hacer poesia.
maria trencalos